El cielo estaba gris y el suelo blanco.
Blas Nusier
Nos dijimos adiós y caí a la nieve como cae un árbol recién talado.
Me hundía poco a poco, sin luchar, sin moverme, mientras el hielo me cortaba la piel y me helaba las lágrimas.
Y mis labios, cubiertos de escarcha, intentaban abrirse para dar el grito que guardaba en las entrañas.
Toqué fondo.
Y mi cuerpo se vio precipitado al vacío.
Donde me topé, con los ojos cerrados, sobre el asfalto de la realidad.
La realidad de tu ausencia.
El vacío sin tu aire.
Y sin tu tierra.
Blas Nusier
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